Cuauhtémoc

Published on mayo 25th, 2024 | by Jorge Reyes

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Sobre las próximas elecciones del 2024: Pbro Camilo Daniel Pérez

Opinión

Las reflexiones que pongo a consideración están básicamente sustentadas en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, pero que, a su vez, son patrimonio común de la humanidad emanadas de la diversidad de experiencias y estudios acuciosos del devenir político y social.

1.- Históricamente hablando, podemos decir que el sistema político de la democracia es el más conveniente para la República Mexicana (y por el que se inclina la Iglesia), entre otras cosas, por ser una federación de Estados libres y soberanos, los cuales, a la vez, cuentan con autoridades municipales igualmente libres y soberanas, por la división de poderes, por las elecciones de las autoridades públicas mediante el voto ciudadano, por la posibilidad que tienen los ciudadanos de incidir y marcar el rumbo de las políticas públicas, por el respeto a los derechos individuales y colectivos de todos los ciudadanos y ciudadanas. Además, como lo afirma la Doctrina Social de la Iglesia, la democracia sólo es posible en un estricto apego al Estado de Derecho, lo cual significa que nadie está por encima de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ni de las leyes que de ella dimanen, por más autoridad política y moral que se tenga.

2.- Para que un sistema democrático tenga plena vigencia y rinda sus mejores frutos deberá alentarse y promoverse una amplia participación ciudadana. Indudablemente cada ciudadano(a) tiene en lo personal un lugar importante en la vida democrática, pero seguramente tendrá más fuerza y una mayor presencia tomando parte en las organizaciones de la sociedad sean éstas intermedias, gremiales o institucionales. Atentar contra estas organizaciones en lugar de cuidarlas y promoverlas es una actitud injustificada y antidemocrática.

3.- Esta reflexión la hago precisamente con motivo de las próximas elecciones, las cuales son de suma importancia no sólo por la cantidad de candidatos(as) a elegir, sino, sobre todo, porque está en juego el sistema político y social que queremos para nuestra Nación.

Por una parte, hay la propuesta que promueve una política social hacia los más pobres, pero que necesita un mejor análisis y una efectiva puesta en práctica con el fin, sobre todo, de promover a la persona y a la comunidad para que salgan de su marginación. No se trata de dar por dar, sino de apoyar para promover. El Papa Francisco advierte del riesgo que tiene un líder popular de caer en un “insano populismo” que busca “cautivar en orden a instrumentalizar políticamente la cultura del pueblo… al servicio de su proyecto personal y de su perpetuación en el poder.” (n. 159 Fratelli Tutii). No escucha al pueblo, sino que lo suplanta. Se trata de una propuesta que aún no está muy clara, aunque la percibimos con tintes populistas, autoritarios y poco dialogantes, que se le ha llamado “La Cuarta Transformación”. Es la propuesta oficial emanada del actual gobierno.

La otra propuesta es por la que, en estas últimas décadas, se ha transitado con algunos logros democráticos positivos, pero todavía con un sistema democrático inacabado, ya que se ha privilegiado un Estado fuerte, pero con una participación ciudadana aún muy raquítica. Se ha avanzado en una democracia representativa (lo electoral), pero es importante transitar hacia una democracia participativa en políticas públicas (incidencia social). Además, en buena parte han faltado contrapesos ciudadanos para evitar la corrupción e impunidad, única vía posible para sanar de fondo el sistema político mexicano. En esta propuesta es importante democratizar y humanizar la economía. Hay el riesgo, afirma el Papa Francisco, de caer en una “economía de la exclusión e inequidad. Esa economía mata.” (53 La alegría del Evangelio). Los excluidos de ella son simplemente “sobrantes” y hasta se llega a pensar que esto es un mal necesario. Además, fácilmente se cae en “la nueva idolatría del dinero” (55).

Así pues, por todo esto, es de suma importancia el ejercicio del derecho al voto por parte de la ciudadanía. Ahora bien, ¿Cómo deberemos ejercer nuestro voto? He aquí unas sencillas sugerencias:

1ª.- Ante todo, al emitir nuestro voto deberemos tomar en cuenta EL BIEN COMÚN y no el bien meramente personal o particular. Tomemos en cuenta las necesidades de la Nación entera como la salud, la educación, la seguridad (humana, pública, social), la alimentación, los caminos, la vivienda, el derecho al trabajo, etc.
2ª.- Nuestro voto deberá ser libre, informado, razonado y secreto. Jamás venderlo por unas cuantas dádivas. Esto significaría una traición a la democracia y a la honorabilidad que nos debemos como personas e hijos de Dios.
3ª.- Si no nos convencen los candidatos(as), tenemos la opción de votar por los que nos parezcan menos malos.
4ª. También habrá que pensar en el VOTO ÚTIL que puede servir para equilibrar los poderes (por ejemplo, en el Congreso y la Senaduría), o bien, para reforzar al candidato(a) que consideremos mejor posicionado y/o el menos malo.
5ª.- Se puede dar EL VOTO DE CASTIGO, es decir, no votar por quienes han hecho una mala gestión, han sido deshonestos o no han cumplido sus promesas y dar el voto a favor de sus contrarios.
6ª.- Si no nos convencen estas elecciones, por la causa que fuere, podemos acudir a nuestra casilla y manifestar nuestra inconformidad anulando nuestro voto, pero no dejar de votar.
7ª.- Finalmente, deberemos estar pendientes para que se respete nuestro voto emitido y pacíficamente defenderlo, si fuere necesario.
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“La política es una de las formas más elevada de la caridad, porque sirve al Bien Común” (Papa Francisco)


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