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Published on diciembre 30th, 2023 | by Jorge Reyes

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Nacimiento de Jesús debe llevarnos a reflexionar: Camilo Daniel

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: Lc.2, 21-40 Ciclo B

Pbro. Camilo Daniel Pérez.
1.- Lc.2,21: “Se le puso el nombre de Jesús”

Lo principal es resaltar el nombre de Jesús realizado por mandato divino.

2.- Lc. 2,22-24: “Llevaron al Niño Jesús a Belén para presentarlo al Señor, de acuerdo a la ley”.
Lucas centra buena parte de la vida de Jesús en Jerusalén y en el templo. Por lo mismo, une el rito de purificación con el rito de la presentación del primogénito, cumpliendo cabalmente la ley. Importante señalar que Jesús y sus padres cumplen la ley acreditándose Jesús como ciudadano fiel del pueblo judío. De esta manera tiene la autoridad de opinar sobre las leyes y los ritos judíos.

3.- Lc. 2,25-35: “Simeón, varón justo y temeroso de Dios… movido por el Espíritu fue al templo… mis ojos han visto al Salvador… luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel… a ti misma, una espada te atravesará el alma…”
Simeón representa al pueblo religioso de Israel, al judaísmo, pues es una persona justa y piadosa, en quien, además, “estaba con él el Espíritu Santo”. Por tanto, está habilitado para darle el sentido del rito que se está llevando a cabo en el templo. Simeón representa a todo el pueblo justo y piadoso que espera ver al Mesías liberador, como luz para todos los pueblos de la tierra y gloria del pueblo judío. En esta tarea está involucrada la familia de Jesús. Simeón lo expresa diciendo de María que una espada le atravesará el alma, expresión simbólica de la unión con el proyecto de Jesús.

4.- Lc. 2,36-38: “Ana… alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén”.
Ana, mujer anciana, viuda, piadosa y unida al templo, es y profetiza, descubre al mesías y lo da a conocer. Es el símbolo de la evangelización, de la Buena Noticia.

5.- Lc. 2,39-40: “Volvieron a Galilea… el niño crecía y se fortalecía…”

José, María y el niño Jesús han cumplido como una familia religiosa, con la ley judía. Simplemente se regresan a Nazaret y el Niño Jesús se desarrolla como una persona normal física y espiritualmente acompañado de la gracia de Dios.

6.- REFLEXIÓN

A.- José, María y Jesús como familia. Quien los viera en su tiempo les parecería una familia común, humilde, sencilla como cualquiera otra familia del pueblo de Nazaret. Se le catalogaría como una familia piadosa, observante de la ley judía, creyente en Dios y observadora de los rituales propios del judaísmo. Al parecer los habitantes de Nazaret eran considerados como gente piadosa que, tal vez, provenían de Belén con una religiosidad bethlemita que se distinguía por la espera del Mesías. En dicha familia simplemente su hijo se desarrollaba físicamente, crecía en sabiduría y, por su fe, la gracia y bendición de Dios estaban con él. Meditemos en estos valores familiares.
Podemos resaltar cuatro actitudes que descubrimos en esta Sagrada Familia y que son fundamentales para nuestra vida familiar. Podemos reflexionar sobre ellas.

1º.- El respeto mutuo.
Ésta es la primera actitud que quisiera resaltar: Su entrañable amor y profundo respeto que se da entre Jesús, José y María. José respetó lo que acontecía en María. Ella estaba a la disposición de José y ambos respetaron las acciones de su hijo y lo acompañaron, no sólo como padres, sino como fieles discípulos.

2º.- Su grande fe y disponibilidad para Dios.
Con esta fe, esta Sagrada Familia siempre pregunta por la voluntad de Dios. Está claro en la anunciación a María (Lc.1,38), en la anunciación a José (Mt. 1,18-25) y cuando Jesús aclara que debe ocuparse de las cosas de su Padre Dios (Lc. 2,49).

3º.- Su servicio a favor del pueblo.
Esto queda precisamente resaltado en las palabras del anciano Simeón, quien toma en los brazos al Niño Jesús y exclama lleno de júbilo: “mis ojos han visto al Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos: luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. No cabe duda que ese Niño viene para estar a favor del pueblo, a favor de la gente, en una palabra, a favor de toda la humanidad.

4ª.- Su dedicación al crecimiento y formación de su Hijo.
Objetivo fundamental de toda familia: Que el niño, el hijo vaya creciendo y fortaleciéndose, llenándose de sabiduría y alentándolo para que la gracia de Dios lo acompañe (cfr. Lc. 2,40); Jesús vivía sujeto a ellos (José y María)… progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (Cfr. Lc. 2,51-52).

B.- La familia es la Iglesia doméstica en la que se transmite la fe. Es la célula de la sociedad donde se aprende a convivir coherentemente con los demás. Es la escuela del más rico humanismo donde todos los miembros bebemos los valores humanos y cristianos que le darán sentido a la vida y a todas nuestras relaciones humanas. Es, finalmente, el santuario de la vida donde aprendemos a respetar la propia y la vida de los demás.

Actualmente hay algunos problemas que, por parte del gobierno y la sociedad, deberemos atender conjuntamente para contribuir al bien de las familias: El ambiente social de la violencia ya sea la estructural, la violencia del crimen organizado, la violencia laboral, la violencia intrafamiliar, etc. Muy importante es también el tema de la educación que no sólo deberá ser meramente técnica, sino humanística, ética y crítica, con la anuencia y colaboración de los padres de familia. El problema cada vez más grave de la drogadicción y el reclutamiento de los jóvenes por la delincuencia organizada. Importante será el reto de atender las diversas formas de la actual institución familiar (la familia nuclear, las familias monoparentales, las homoparentales, las madres solas, las familias compuestas, las temporales, las adoptivas, las extendidas, etc.).
Podremos preguntarnos: ¿Cómo puedo contribuir para que la familia a la que pertenezco sea un signo del Reino de Dios? ¿En qué puedo colaborar para ir logrando un ambiente más sano para las familias?


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