Published on diciembre 10th, 2023 | by Jorge Reyes
0II DOMINGO DE ADVIENTO Mc. 1,1-8 Ciclo B
Pbro. Camilo Daniel Pérez
1.- v.1: Comienzo del Evangelio de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
- Jesús es el comienzo de todo y es la Buena Noticia
Para el Evangelista Marcos “el comienzo” es algo totalmente nuevo y sin precedente. Jesús es el comienzo de todo lo que viene, es como una nueva creación (Gén. 1,1). Hay que volver desde el principio.
Es comienzo de la “Buena Noticia”. Jesús mismo es esa Buena Noticia (significado de la palabra Evangelio). Jesús es las “albricias” para el mundo. La palabra “Evangelio” estaba relacionada con el anuncio de un triunfo o de una victoria. Jesús trae la salvación y la liberación plenas.
- Jesús es el Mesías que viene con la fuerza del amor
Jesús es el Mesías que viene a liberar no en el sentido nacionalista o racista, ni en el sentido político, como se concebía en el ambiente judío, sino que es un mesías que viene a crear una humanidad nueva establecida bajo la ley del amor. - Jesús es el verdadero Hijo de Dios y no el Emperador Romano
Jesús es el Hijo de Dios, título exclusivo, contrastado con el título que se le asignaba al Emperador Romano. Jesús es el verdadero Hijo de Dios (y no el emperador) quien puede llamar a Dios “Papá” (Abbá) (14,36). Con ello Jesús nos habilita para llamarle a Dios “Papá”, algo imposible y hasta falta de respeto en la mentalidad judía. - Concluimos que en este versículo está contenida toda la temática del Evangelio de Marcos en forma kerigmática. Es una presentación de Jesús en sus rasgos históricos pero desde la fe y para la fe.
2.- vv. 2-3: “He aquí que yo envío a mi mensajero… preparen el camino del Señor…”
- Conexión con el Antiguo Testamento.
La novedad “Jesús” necesita de preparación para que sea comprendida. Para ello Dios envía su “mensajero” (al Bautista como representante de todo el Antiguo Testamento) para que clame en el “desierto” y prepare “el camino”. Camino y desierto son dos actitudes espirituales, dos experiencias del Pueblo de Dios. “El desierto” es desinstalarse, despojarse y guardar silencio para escuchar a Dios. “Preparar el camino” para el encuentro. Deberá ser un camino de amor. “Enderezar sus senderos” es quitar injusticias y violencias que nos degradan. Así pues, a Dios ya no se le encuentra en las instituciones judaicas (en el templo, en ritos de purificación ni con los sacerdotes). Hay que salir al desierto, hay que desinstalarse, hay que volver a la experiencia fundante del pueblo de Dios. Para ello nos invita Jesús. Jesús asume el profundo silencio del desierto para escuchar a su Padre Dios y “la voz que clama en el desierto”, la voz de su pueblo.
3.- vv. 4-8: “…apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de conversión… Juan usaba un vestido de pelo de camello… se alimentaba de saltamontes y miel silvestre…”
- Juan el Bautista proclama un bautismo de conversión, un cambio de mentalidad.
El bautismo en el Jordán, la inmersión en sus aguas, trae a la memoria y simboliza el paso del Mar Rojo y del mismo Jordán del pueblo hacia la libertad. El bautismo de Juan invita a un “cambio de mentalidad”, a una revisión de lo que somos y queremos ser. Para comprender la novedad “Jesús” es necesario “despojarse” de tantas cosas que nos impiden aceptar a Jesús. El Bautista simboliza esa necesidad de despojarnos al vestir y comer de una manera austera.
Pero la novedad no es Juan el Bautista. La novedad es Jesús, quien es más poderoso que el Bautista porque trae un bautismo con la fuerza del Espíritu. Además el Bautista mismo no es digno ni siquiera de desatarle las sandalias.
4.- REFLEXIÓN.
- Celebrar la Navidad no es una mera conmemoración de un hecho sucedido hace más de 2,000 años, tampoco es recordar con nostalgia algo del pasado. En Navidad no añoramos ni recordamos una ausencia, sino celebramos una presencia siempre viva, siempre actual y siempre dinámica: la presencia misma de Cristo nuestro Salvador. Celebramos que Jesús siempre está presente haciendo su obra de amor entre nosotros. Celebramos que nuestra Navidad de ahora es la prolongación de la primera Navidad de hace más de 2,000 años y que no pierde actualidad y frescura porque “Dios está con nosotros”.
- Desierto (Midbar) y Camino (Derek) fueron dos experiencias por las que pasó el Pueblo de Dios hacia su libertad. Desierto y Camino son dos lugares espirituales que se nos proponen para disponer nuestro espíritu en este tiempo de Navidad. El Desierto es el silencio que purifica nuestras intenciones, sosiega nuestro corazón y nos dispone para escuchar la voz de Dios y el clamor de la gente. El Camino nos lleva al encuentro del Niño Jesús y al encuentro con nuestros hermanos. Desierto y Camino nos hacen libres para amar.
- Por todo ello, podemos reflexionar y preguntarnos:
¿Por qué Jesús es una Buena Noticia, es un “albricias” para mí y para mi familia?
¿De qué necesito despojarme para emprender un camino de encuentro con Jesucristo y de un reencuentro con quienes me he distanciado?
¿Qué debo cambiar en mi vida? ¿Necesito un cambio de mentalidad?
Se nos invita a “enderezar los senderos.” ¿Qué necesitamos enderezar en el trato con los demás?
¿Qué me dice Juan el Bautista con su manera de vestir y de vivir?
5.- ORACIÓN: Muéstranos, Señor, tu bondad y nuestra tierra producirá su fruto.